El ciclo natural de la vida, la evolución de los objetos o las relaciones del hombre con su entorno son aspectos que Martín Azúa subraya en sus diseños. Un punto de partida determinado, en parte, por sus orígenes. “En el País Vasco creo que tenemos una relación especial con el paisaje. En mi caso con un lugar determinado: un bosque de hayas en los montes de Opakua, Álava. Cuando paseo por el bosque me siento bien, todo lo que pasa a mi alrededor tiene sentido. En Barcelona, la nostalgia me hace añorar todo eso y lo reflejo en algunos de mis proyectos.”

¿Tus diseños aspiran a reproducir procesos naturales? ¿O prefieres repensarlos y explorar un mundo imaginario?

Creo que tenemos que aprender mucho de la naturaleza, en ella rige un principio de economía, nada es gratuito, hasta la aparentemente más caprichosa de las flores tiene una función muy concreta. Me gustaría que mis diseños ayudasen a tomar conciencia de nuestra pertenencia a un entorno natural. Cuando eres niño la imaginación te lleva a lugares desconocidos; con la edad la imaginación da paso a los recuerdos.

Mirando el taburete Luco, ¿qué aspectos de su diseño son de un lenguaje universalmente inteligible y qué otros de un lenguaje particular, más local?

En lo básico los objetos de todas las culturas se parecen, pero hay sutiles diferencias que remarcan una diversidad increíble de respuestas a un mismo problema. El taburete de tres patas es el más básico y estable. Luco conserva esa idea primaria pero añade aspectos muy contemporáneos. En su fabricación intervienen un artesano tornero y un taller que dispone de control numérico. Creo que eso es lo que lo hace especial. La memoria ha sido un ingrediente esencial en este proyecto.

¿Apreciar el valor de un objeto empieza por apreciar el material utilizado?

Sí, el material nos transmite mucho. Desgraciadamente algunos procesos industriales eliminan características que nos resultan muy agradables, pero en el caso del Luco la madera de haya es clara y delicada, tiene unas vetas muy sutiles que se destacan con el torneado y hemos protegido la madera con un barniz que respeta el tacto sedoso de la madera.

Tu relación con M114 se remonta a 2006 y a las colecciones de butacas y taburetes Om y Flod, actualmente disponibles en el catálogo de M114. ¿Cómo resumirías tu relación profesional con Mobles114?

Es una relación entre diseñadores. Respeto mucho el trabajo que JM Tremoleda y JM Massana han hecho a lo largo del tiempo en Mobles114. Siempre han tenido una línea muy funcional. Sus productos destacan por una belleza discreta y un tanto intemporal. Hablando con ellos no hay espacio para el capricho, los argumentos son muy importantes. Me gusta trabajar con ellos: tienen las ideas claras y son muy exigentes.

Continuará…